Cuentos Cristianos

La mejor cruz

Cuentan que un hombre un día le dijo a Jesús:
—Señor: ya estoy cansado de llevar la misma cruz en mi hombro, es muy pesada y muy grande para mi estatura.
Jesús amablemente le dijo:
—Si crees que es mucho para ti, entra en ese cuarto y elige la cruz que más se adapte a ti.
El hombre entró y vio una cruz pequeña, pero muy pesada, que se le encajaba en el hombro y le lastimaba, buscó otra, pero era muy grande y muy liviana y le hacía estorbo; tomó otra, pero era de un material que raspaba; buscó otra, y otra, y otra.... hasta que llegó a una que sintió que se adaptaba a él. Salió muy contento y dijo:
—Señor, he encontrado la que más se adapta a mí: muchas gracias por el cambio que me permitiste.
Jesús le mira sonriendo y le dice:
—No tienes nada que agradecer: has tomado exactamente la misma cruz que traías. Tu nombre está inscrito en ella. Mi Padre no permite más de lo que no puedas soportar, porque te ama y tiene un plan perfecto para tu vida.

FUENTE: http://www.laureanobenitez.com/antologia_cuentos_cristianos.htm



Los tres árboles

Érase una vez 3 árboles pequeños en la cumbre de una montaña que soñaban sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran grandes. El primer arbolito miro hacia las estrellas y dijo:
—Yo seré el baúl más hermoso del mundo, para poder guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y estar lleno de piedras preciosas.
El segundo arbolito miró un pequeño arroyo dirigiéndose al océano y dijo:
—Yo quiero viajar a través de aguas temibles y llevar reyes poderosos sobre mí. Yo seré el barco mas importante del mundo.
El tercer arbolito miró hacia el valle que estaba abajo de la montaña y vio a hombres y mujeres trabajando.
—Yo no quiero irme de la cima de la montaña nunca. Quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo me mire levanten su mirada al cielo y piensen en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo.
Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles crecieron mucho.
Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña y derribaron los tres árboles.
El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó a una carpintería, pero el carpintero lo convirtió en una caja de alimento para animales de granja. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni llenado de tesoros, sino que fue cubierto con polvo de la cortadora y llenado con alimento para animales de granja.
El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero, pero ningún barco imponente fue construido ese día. En lugar de eso aquel árbol fuerte fue cortado y convertido en un simple bote de pesca. Era demasiado chico y débil para navegar en el océano, ni siquiera en un río, y fue llevado a un pequeño lago.
Pero, una noche, una luz de estrella dorada alumbró al primer árbol cuando una joven mujer puso a su hijo recién nacido en el pesebre que habían construido con él.
—Este pesebre es hermoso para nuestro hijo —dijo la mujer a su esposo, mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave y fuerte de la cuna. Y, de repente, el primer árbol supo que contenía el tesoro mas grande del mundo.
Una tarde, un viajero cansado y sus amigos subieron a un viejo bote de pesca. El viajero se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro del lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta llegó al lago. El pequeño árbol se llenó de temor, porque sabía que no tenía la fuerza suficiente para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a salvo con ese viento y esa lluvia.
El hombre cansado se levantó, y alzando su mano dijo: «Calma». La tormenta se detuvo tan rápido como comenzó. Y, de repente, el segundo árbol supo que en él estaba navegando el Rey del cielo y de la tierra.
Algún tiempo después, un viernes por la mañana el tercer árbol se extrañó cuando sus tablas fueron tomadas de un almacén de madera olvidado. Se asustó al ser llevado a través de una impresionante multitud de personas enfadadas. Se llenó de temor cuando unos soldados clavaron las manos de un hombre en su madera. Se sintió feo, áspero y cruel.
Pero un domingo por la mañana, cuando el sol brilló y la tierra tembló con júbilo debajo de su madera, el tercer árbol supo que el amor de Dios había cambiado todo. Esto hizo que el árbol se sintiera fuerte, pues cada vez que la gente pensara en el tercer árbol, ellos pensarían en Dios. Eso era mucho mejor que ser el árbol mas alto del mundo.

FUENTE: http://www.laureanobenitez.com/antologia_cuentos_cristianos.htm



El bordado de Dios

Cuando yo era pequeño, mi madre solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando.
Como yo era pequeño, observaba el trabajo de mi madre desde abajo, por eso siempre me quejaba diciéndole que sólo veía hilos feos. Le preguntaba por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba.  Ella me sonreía, miraba hacia abajo y me decía: «Hijo, ve afuera a jugar un rato, y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo para que lo veas desde arriba».
Así lo hice. Al cabo de un rato, escuché la voz de mi madre llamándome. Cuando me senté en su regazo, me sorprendió y emocionó ver hermosas flores y bellos atardeceres en el bordado. No podía creerlo, pues antes desde abajo sólo veía hilos enredados. Entonces mi madre me decía: «Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba.  Yo tenía un hermoso diseño. Ahora míralo desde mi posición, qué bello es».


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