PERSECUCIÓN CONTRA UN PASTELERO CRISTIANO QUE SE NEGÓ A HACER LA TARTA DE UNA BODA GAY Asfixiar a los disidientes impidiéndoles trabajar. Es lo que sucedió con los hermanos Bentham y su reality show de ayuda social, o con la florista Barronelle Stutzman, o con el accionista díscolo de Starbucks, o con Dan Cathy, propietario de la cadena de comida rápida Chick-fil-A. Todos ellos, casos de personas que han pagado su oposición al matrimonio homosexual -incluso meramente privada- con una campaña de linchamiento orientada a su marginación personal, ruina profesional y, como objetivo último, el cambio de las leyes. El turno le ha llegado ahora a Jack Phillips, un pastelero de Lakewood (Colorado, Estados Unidos) que en 2012 se negó a fabricar una tarta de boda para los gays Charlie Craig y David Mullins. Como en el resto de casos citados, no se trataba de homofobia: Jack ha dicho que no tendría ningún inconveniente en cocinar para cualquier otra de sus celebraciones, como una fiest...