La Amenaza de Lobby Gay
PERSECUCIÓN CONTRA UN PASTELERO
CRISTIANO QUE SE NEGÓ A HACER LA TARTA DE UNA BODA GAY
Asfixiar a los disidientes
impidiéndoles trabajar. Es lo que sucedió con los hermanos Bentham y su reality
show de ayuda social, o con la florista Barronelle Stutzman, o con el
accionista díscolo de Starbucks, o con Dan Cathy, propietario de la cadena de
comida rápida Chick-fil-A. Todos ellos, casos de personas que han pagado su
oposición al matrimonio homosexual -incluso meramente privada- con una campaña
de linchamiento orientada a su marginación personal, ruina profesional y, como
objetivo último, el cambio de las leyes.
El turno le ha llegado ahora a
Jack Phillips, un pastelero de Lakewood (Colorado, Estados Unidos) que en 2012
se negó a fabricar una tarta de boda para los gays Charlie Craig y David
Mullins. Como en el resto de casos citados, no se trataba de homofobia: Jack ha
dicho que no tendría ningún inconveniente en cocinar para cualquier otra de sus
celebraciones, como una fiesta de cumpleaños. Pero él es cristiano y no quiere
que su trabajo sirva para respaldar algo que considera lesivo para el
matrimonio y la familia... y que ni siquiera es legal en su estado.
Sin embargo, el Departamento de
Derechos Civiles de Colorado, por medio del juez Robert Spencer, le ha
amenazado con una multa o incluso con una pena de cárcel si no hace la tarta.
Laminada la libertad de
conciencia
"El gobierno quiere imponer
un nuevo sistema de crencias a Jack, algo que choca frontalmente con su
conciencia y su libertad", señaló Alliance Defending Freedom (ADF), la
firma que representa a Phillips: "No se le puede forzar a respaldar un
mensaje con el que no está de acuerdo, y es un ultraje que el gobierno le
amenace con la cárcel si no hace lo que el gobierno quiere que haga".
"Estados Unidos se fundó sobre la libertad fundamental de todos los
ciudadanos a vivir y trabajar sin temor al castigo del gobierno", añade
una de las asesoras en el caso, Nicole Martin.
Kristen Waggoner, también de ADF,
explica por qué está en juego la libertad de pensamiento: "Los demandantes
pretenden que Phillips ceda y desista de sostener opiniones sobre el matrimonio
con las que ellos están en desacuerdo, y que conforme su conciencia a la
definición del matrimonio que ellos pretenden. Obligar a los norteamericanos a
promover ideas contra su voluntad destruye nuestra libertad de expresión,
constitucionalmente protegida, y nuestro derecho a vivir en libertad.
La ceremonia era... a casi tres
mil kilómetros de allí
Pero es que además la boda entre
los demandantes iba a tener lugar a 2.885 kilómetros de distancia de la
pastelería de Jack: "No hay explicación aparente para que una tarta
adquirida en Colorado sea para consumir en Massachusetts", subraya WorldNetDaily,
sugiriendo que el lobby LGTB ha actuado contra el demandado a efectos
propagandísticos para activar en Colorado la causa a favor del matrimonio gay.
Por su parte, Phillips precisó su
posición a WorldNetDaily: "Si una pareja [heterosexual] viniese a mi
negocio [Masterpiece Cakeshop] y me pidiese una tarta erótica para su boda,
también lo rechazaría. Mis principios están tomados de Jesucristo y la
Biblia".
Un estatus especial
Lo curioso es que tanto el juez
Spencer como la American Civil Liberties Union (que apoya a la pareja
homosexual), cuando se les arguyó si también obligarían a un pastelero negro a
hacer un pastel para el Ku Klux Klan, o a un pastelero musulmán a hacer una
tarta burlesca para Mahoma, dijeron que no. En esos casos sus creencias sí les
permitirían rechazar el trabajo. Lo cual otorga a los homosexuales, concluye
WorldNetDaily, un privilegiado "estándar especial".
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